Uno de los signos característicos del mundo editorial es la celebración de ferias. Festivales y fiestas donde se dan cita profesionales del mundo del libro junto a lectores de todas las edades; escolares y universitarios, junto con adultos de cualquier profesión y condición; editores, distribuidores y libreros; libros de ficción y no ficción; desde infantiles hasta guías de viaje, pasando por novelas o libros técnicos. Una auténtica oda a la bibliodiversidad.
A lo largo del globo se suceden anualmente las ferias internacionales del libro: Londres, París, Bolonia, Bogotá, Buenos Aires, Madrid, Pekín, FILUNI, LIBER, Frankfurt o Guadalajara, por citar las más conocidas y tradicionales. Pero sin desmerecer, por supuesto, al resto de las que anualmente se celebran por todos los territorios.
Cuando alguien me pregunta si merece la pena asistir a una feria del libro fuera de España, siempre le digo que sí, que es interesante asistir al menos una vez, aunque sólo sea para tener datos con los que poder concluir que no tiene sentido asistir. Lógicamente, esto es matizable con un depende: siempre va a depender de cuáles sean los objetivos que te propones al ir a una feria del libro. Y siempre va a depender de los recursos con los que cuentas: económicos, por supuesto (analizar la rentabilidad potencial de la feria es vital); pero, más importante, los humanos: el esfuerzo de dedicación a una feria en la preparación, la estancia y los días posteriores es grande.
Conocimiento, relaciones y formación
Podríamos sintetizar los objetivos de asistir a cualquier feria del libro en los siguientes puntos:
- Una feria del libro te proporciona un conocimiento del mercado local donde se celebra. Normalmente, tienes en un espacio acotado a los principales actores del mercado editorial local. Esto te permite saber quiénes son los distribuidores principales, qué librerías tienen qué tipo de libros, qué editoriales universitarias son relevantes, qué otros actores se vislumbran. La posibilidad de interactuar con todos ellos durante 2 ó 3 días no la tienes fuera de esa feria. Por supuesto, una feria no sustituye completamente una visita a una librería. Es un primer paso, que se debe complementar con las posteriores visitas in situ a los puntos de venta, las oficinas de los distribuidores, las bibliotecas de las universidades, etc.
- El punto anterior enlaza con el segundo de los objetivos: crear y/o fortalecer las relaciones personales con el resto de colegas. En el sector editorial siguen teniendo un importante peso las relaciones personales. En concreto, en el mundo académico y universitario, las ferias son una base fundamental en la que construir coediciones o en la que compartir conocimientos de investigadores/docentes, por ejemplo.
- Cuando tienes en un espacio acotado literalmente millones de libros a tu disposición, no puedes perder la oportunidad de actualizarte en el sector. En una feria tienes la magnífica posibilidad de ver las nuevas tendencias del mercado en cuanto a diseños de portada, temáticas en boga, avances en ámbitos como la edición de textos, herramientas informáticas, novedades en cuanto a digitalización, inteligencia artificial, etc.
- Junto con lo anterior, aprendes de otros subsectores del mundo del libro. En lo académico, por ejemplo, corremos el riesgo de que nuestros libros se cataloguen como aburridos o elitistas. Ver cómo se distribuyen, se diseñan, se piensan los libros de otras categorías más generalistas es un acicate para hacer las cosas de manera más global.
- Otro de los objetivos que te puedes marcar a la hora de asistir a una feria internacional es la formación. Aprender nuevas cosas relacionadas con tu puesto de trabajo o los procesos de una editorial son tareas que puedes llevar a cabo en un evento del libro. Los foros del libro académico, las charlas sobre tendencias, las mesas redondas temáticas, las presentaciones de nuevos libros son momentos que se dan en toda feria de libro que te permiten aprender de los demás. Son una experiencia absolutamente enriquecedora.
Oportunidades por aprovechar
Alguien podría pensar que todo esto está muy bien para una editorial comercial o para las grandes, pero que en el mundo universitario es una quimera. Realmente, pienso que el libro universitario, aunque de nicho, tiene que aprender a ser trabajado como un libro generalista. Evidentemente, con sus particularidades durante todo el proceso. Pero el libro universitario no deja de ser parte del mercado editorial.
Y esto se ve perfectamente en las ferias. En todas ellas, hay zonas donde las editoriales de las universidades muestran sus libros, sus catálogos, su producción editorial, en definitiva. Y antes que ellas, siempre aparecen las editoriales académicas (las “no universitarias”, aunque no me gusta este término). Por ejemplo, cuando uno se da una vuelta por la feria de Pekín, encuentra a las grandes editoriales académicas internacionales, las dominantes del mercado. Y se ven unas cuantas editoriales universitarias chinas. Aunque todavía no hay rastro de editoriales universitarias extranjeras.
Un caso concreto, que creo que merece ser destacado, es la Feria Internacional del Libro Universitario, FILUNI, organizada por la UNAM. Se trata de una representación de editoriales universitarias de todo el ámbito iberoamericano. Aunque no la única, es una de las pocas ferias donde puedes encontrar exclusivamente libros universitarios. Y es cierto que lo único diferencial es la presencia de universidades, la especialización en muchos casos de los textos, porque incluye todo el resto de componentes habituales en una feria de ámbito general: formación, cultura, contactos, negocios, etc.
También en la FIL de Guadalajara se ve un amplio abanico de universidades presentando sus libros. Un grupo de stands ubicados en la misma zona. En Bogotá hay un pabellón dedicado al mundo editorial universitario. Creo que todos estaremos de acuerdo en que la presencia del libro académico es de gran importancia en las ferias internacionales.
Pero, ¿dónde está el libro español? En varias de las ferias habituales, como las citadas Guadalajara y Bogotá, se puede ver una representación de los libros de las editoriales de la UNE. También en LIBER o Frankfurt. Sin embargo, todavía queda recorrido para aumentar presencia en otras ferias más pequeñas o en aquéllas donde España es país invitado de honor.
Eso sí, donde creo que hay margen de “mejora” es en la presencia de editores españoles. Aunque sus libros estén representados en las ferias internacionales a través de la UNE, son todavía pocos los responsables de las editoriales universitarias españolas que se desplazan a las ferias. Siempre nos queda tarea por hacer.