"El proceso editorial de las universidades valora la calidad del texto con independencia de quién lo escriba y me parece el más justo y democrático, el más honesto"

09/09/2025Unelibros

Héctor Caño Díaz, autor de numerosas monografías publicadas por distintas editoriales universitarias españolas, comparte en esta entrevista su experiencia, las razones que le han llevado a publicar gran parte de su obra en distintos sellos universitarios y por qué recomendaría a los jóvenes científicos esta opción para comunicar sus investigaciones.
"El proceso editorial de las universidades valora la calidad del texto con independencia de quién lo escriba y me parece el más justo y democrático, el más honesto"

A su modo de ver, ¿qué imagen ofrece la edición universitaria y científica española actual?

En primer lugar, gracias por darme la oportunidad de trasladar mi experiencia como autor en la UNE, Unión de Editoriales Universitarias Españolas. Confieso que en lo personal estoy muy contento de publicar al amparo de las principales universidades españolas, sobre todo después del Premio Nacional a la Mejor Obra de Divulgación Científica por mi libro Toledo, Texas.

Puede que el público amplio asocie los trabajos de investigación científica con textos muy intrincados, o con publicar tesis doctorales y trabajos de fin de grado. Pero no tiene que ser así necesariamente. Echando un vistazo al catálogo de las editoriales universitarias pueden encontrarse libros muy interesantes sobre temas específicos pero sumamente atractivos. Por ejemplo, la Colección Luis Buñuel de Unizar sobre cine de vanguardia o la Colección Grafikalismos de Unileon centrada en el mundo del cómic. Libros bellamente editados, de calidad contrastada, con temas que apasionarán a un público determinado.

¿Qué oportunidades ofrece a los investigadores que quieran publicar sus trabajos?

Por lo que sé, el personal investigador en las universidades tiene el compromiso de publicar sus trabajos en revistas científicas, participar en congresos, etcétera. Mi caso es distinto, yo escribo por placer, por vocación. He sido profesor de Educación Secundaria desde hace casi diez años pero si escribo monografías y ensayos es porque me gusta hacerlo, por conocer más a fondo un tema que me interesa y compartir mis descubrimientos con los demás.

En ese sentido quisiera señalar que publicar aquí supone un doble motivo de orgullo. Cuando uno de mis libros recibe el sello CEA-APQ de Calidad en Edición Académica (Academic Publishing Quality) avalado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) da una garantía de calidad que no puede ofrecer una empresa editorial con criterios meramente comerciales. Es decir, demuestra inmediatamente que el texto es bueno, que no está en el mercado por ningún otro motivo aparte de su calidad intrínseca. Eso implica mucho en el panorama actual, desde luego significa mucho para mí. Cada vez que publico un libro me siento recompensado solo por ello.

¿Cuáles son las ventajas y dificultades de publicar en editoriales universitarias?

Las editoriales del ámbito académico publican un texto por su relevancia, al margen de modas y tendencias

Tal y como lo veo, las editoriales del ámbito académico publican un texto por su relevancia, al margen de modas y tendencias. El propósito es difundir el conocimiento, crear un fondo bibliográfico de consulta, dar a conocer una información de interés, promover el debate y contribuir a la generación de cultura. Y todo esto al margen de las corrientes comerciales, pues no buscan en ningún momento alcanzar un éxito de ventas. El libro es valioso de por sí, cumple su cometido si está disponible para leer y consultar, si es un trabajo exhaustivo y meritorio. No busca posicionarse en las listas de los más vendidos, en ese sentido va contracorriente de la literatura comercial. Eso a mí me resulta muy gratificante, encaja con mi modo de pensar y cómo veo el negocio editorial en general.

¿Encuentra diferencias entre publicar en una editorial universitaria y una comercial?

Por lo que he observado, las editoriales comerciales están muy interesadas en que el autor tenga una base fiel de seguidores que garantice el éxito de la obra. En otras palabras, un youtuber o podcaster que tenga miles de followers es una apuesta fiable porque pueden contar con una base previa de lectores o clientes potenciales. Lo mismo para cualquier personaje con perfil público, habitual de televisión, usuario de Twitter / X que sepa generar contenido constante y arrastre seguidores. Creo que eso es lo que determina ahora mismo que una editorial apueste por un autor y apoye su proyecto. Y no se me ocurre un sistema más perverso.

El proceso de evaluación por pares no solo garantiza la calidad del texto sino que impide la publicación de autores por cualquier otro sistema —recomendación, nepotismo, favoritismo, clientelismo, etcétera-.

Es como aquello del empleador que no contrata a un candidato por falta de experiencia. Pero sin poder acceder al mercado laboral ¿cómo conseguir esa experiencia? En otras palabras, tienes que ser famoso antes incluso de lanzar tu obra si quieres que impacte y repercuta en el público. Esto prioriza la fama sobre la obra, el libro queda relegado a mero accesorio de merchandising, como una camiseta. Desde luego lo que yo he comprobado en las editoriales académicas es que nada de eso importa. La obra pasa por un proceso de evaluación por pares, lo que significa que el manuscrito será leído por un comité científico que desconoce la identidad del autor, igual que el autor del texto desconoce a los miembros de dicho comité. Así no sólo se garantiza la calidad del texto sino que impide la publicación de autores por cualquier otro sistema —recomendación, nepotismo, favoritismo, clientelismo, etcétera— habitual de la industria editorial.

¿Por qué ha apostado por las editoriales universitarias para publicar sus obras?

Siempre me gustó escribir. He escrito y dibujado cortometrajes, cómics, novelas gráficas, relatos... Pero curiosamente, parece que lo que se me da  mejor es el ensayo. Es algo que no esperaba, que descubrí al estudiar la carrera. Cuando cursaba la licenciatura de Humanidades sacaba unas notas excelentes, abordaba cada trabajo de clase y cada examen como si escribiera un relato, o más bien un artículo, sobre el tema que fuese. Y me encantaba hacerlo. No soy un gran orador, soy una persona bastante cohibida, y por algún motivo al escribir me siento libre y soy capaz de expresarme mejor que de ninguna otra manera, por eso disfruto tanto haciéndolo. Como estudiante, cada vez que sacaba la nota más alta mis compañeros creían que se la estaba robando o algo así. Ahora no compito con nadie, no hay nada más que escribir sobre algo que me fascina y mostrárselo a los evaluadores de cada editorial.

Me gustaría entrar en alguna editorial comercial por aquello de llegar a otras audiencias, pero como antes explicaba parece que hubiera una barrera insalvable, al menos por ahora. Las universidades, por la propia naturaleza del proceso editorial, saben valorar la calidad del texto con independencia de quién lo escriba y me parece el proceso más justo y democrático, el más honesto.

¿Podría relatarnos su experiencia personal en los procesos de publicación de tus libros? ¿Qué destacaría?

Mi trabajo consiste en recabar información, seleccionarla, contrastarla, ordenarla y presentarla de la mejor forma posible. De alguna manera no me resisto a darle un toque de estilo, hacerlo del modo más apasionante que sea capaz. También elijo temas que a mí me despiertan interés, de forma que no es dificil transmitir ese mismo interés al lector. Me gusta mucho el cine, la cultura popular, el cómic, me interesa la historia contemporánea, supongo que elijo un tema que me intrigaba gracias a las películas o las novelas y me propongo indagar sobre ello hasta averiguar todo lo posible y entender mejor ese tema. Por ejemplo, me fascinan las películas de Coppola y Scorsese, así como los cómics americanos de los años 50, de ahí que escribiera La Mafia existe. La Cosa Nostra y los cómics de crímenes. Creo que podría llegar a gustar a un público amplísimo, pero si queda solo en el circuito académico no es problema, el libro está ahí para quien le interese.

Uno de los valores añadidos de la producción científica es el cotejo de información y fuentes. Los libros de divulgación en general no incluyen el sistema de citas. Podemos usar el Estilo APA más generalizado, el Estilo CHICAGO, o bien optar por el Estilo MLA. A grandes rasgos: apellido y nombre de autor, año, título de la obra, editorial, ciudad y página que se cita. Es decir, cada dato que incluímos se puede rastrear hasta su origen, garantiza que la información ha sido contrastada pertinentemente y no nos la sacamos de la chistera. Cualquier otro libro ajeno al ámbito académico te da la información sin referirse a las fuentes, de manera que podría contener inexactitudes o no se reconoce al primero que reveló tal o cual información; pareciera que el autor lo supiera todo por ciencia infusa y si el texto funciona, le atribuímos a su autor todo el mérito. Un libro serio no hace ésto. En cada obra trabajo exhaustivamente la bibliografía, a menudo consulto centenares de fuentes y las señalo de manera adecuada.

No recibo ningún trato de favor, también me han rechazado manuscritos, pero cada vez que dan luz verde a un proyecto es como recibir un premio.

¿Por qué recomendaría a sus colegas publicar en una editorial universitaria?

Porque se rigen por un sistema honesto, serio y transparente. Basta moverse un poco por el circuito comercial para valorar en su justa medida lo importante que es lo que menciono. A ver, si tuviera que promocionar mi obra y dijera que mis libros son muy buenos, parecería arrogante. Si en cambio quiero ser modesto y mantener un perfil bajo, parece que me escondiera como J.D. Salinger. Las editoriales universitarias me dan la oportunidad de publicar mi obra y que ésta viva su propia vida sin que tenga que ir detrás como un pregonero —así funciona el sistema de promoción y ventas de cualquier editorial hoy día— con la absoluta seguridad de que el libro es bueno, tal y como lo han constatado expertos en la materia después de excrutarlo minuciosamente. No recibo ningún trato de favor, también me han rechazado manuscritos, pero cada vez que dan luz verde a un proyecto es como recibir un premio. Me hace muy feliz.

Al hilo de su experiencia, ¿cuál es el papel de la edición universitaria actual en la comunicación de la ciencia, desde la perspectiva de un investigador?

Vivimos una época complicada, por momentos sombría. A menudo parece que la irrelevancia se ha apoderado de todo aquello que siempre fue mi leitmotiv, mi alegría de vivir: estrenos de cine, cómics, novelas, música... También por eso me refugio investigando cómo eran las cosas hace cincuenta, cien años. De igual modo, parece que quienes nos ocupamos de estos asuntos en el ámbito científico fuéramos los únicos que se preocupan de preservar ese legado en lugar de explotarlo comercialmente.

Temo que el mal uso de la IA puede acabar con cualquier tipo de narrativa incluyendo la producción científica, al menos en las disciplinas vinculadas a las ciencias sociales y humanidades, y si éso sucede no será dentro de veinte años sino que ocurrirá rapidísimo, sin que apenas nos demos cuenta. En la sociedad actual tampoco se valora el conocimiento, solo el éxito y el estatus. Pero en ese aspecto estoy blindado. Me conformo con ver los libros que he publicado en una estantería aquí en casa y sentirme satisfecho. Me gustaría llegar a más lectores así que aprovechando esta entrevista, quien lea estas líneas puede consultar mis títulos en Unebook y probar con alguno de ellos. Cómics en pantallaAmérica, Black Power... casi seguro que los disfrutarán y aprenderán un montón de cosas nuevas, igual que yo cuando los escribía.

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