Durante mucho tiempo me propuse como objetivo publicar algún día un libro muy hermoso.
Hasta el momento actual, y a lo largo de treinta años, he escrito, editado o dirigido más de cuarenta libros de Historia e Historia del Arte. Todos son libros científicos. Algunos inmaduros, otros más sólidos, y unos pocos creo que muy buenos. Pero tardé bastante en dar a luz un libro verdaderamente bello. Mis primeras obras publicadas fueron la tesis de licenciatura, extractos de la tesis doctoral, estudios americanistas, patrimoniales o locales, y catálogos de exposiciones y actas de congresos que tuve el honor de comisariar u organizar. Fueron editados en prensas de centros de investigación, universidades, instituciones provinciales, autonómicas o ultramarinas, y sociedades estatales. En sus aspectos formales casi todos estos libros quedaron bastante dignos, pero a todos les encontré algún defecto que me dejo insatisfecho –a veces pequeño y otras no tanto- y que fueron fruto de la escasa profesionalidad de algunas editoriales, de mi torpe vigilancia del proceso, de las limitaciones del presupuesto o del diseño de la colección.
Para más fastidio una de mis líneas de investigación abarca la literatura emblemática y el arte festivo, universos de la cultura simbólica proyectados fundamentalmente en libros editados en la Edad Moderna. Estos textos en el Siglo de Oro transitaban desde los volúmenes en octava mal encuadernados y con torpes xilografías que editaban las imprentas peninsulares y americanas, hasta los hermosos volúmenes en cuarta e ilustrados con bellísimas estampas publicados en las prensas de Italia, Francia o Flandes. Y siempre tenía la impresión de que, si hiciéramos una traslación temporal, mis libros publicados entraban en la primera categoría y nunca en la segunda. Por ello, y durante muchos años, y especialmente cada vez que editaba un libro y no quedaba formalmente redondo, me prometía que alguna vez, en el futuro, publicaría uno que, además de dejarme totalmente satisfecho de su contenido, también me convenciera plenamente en sus aspectos estéticos.
Esta última década, y desde una mayor madurez intelectual y consolidación profesional, he tenido la oportunidad de publicar hermosas monografías en editoriales de prestigio, nacionales e internacionales, que sí me he han dejado muy satisfecho tanto por el contenido como por los aspectos formales de los volúmenes. Aunque en todos estos procesos he tenido obviamente que respetar las normas y criterios de los responsables editoriales respectivos, muy sabios por otra parte en casi todos los casos. Es decir, pese a haber quedado contento del resultado en todos los casos nunca he tenido el control absoluto sobre el producto final.
Un libro imaginado
Fue en el año 2010 cuando surgió la oportunidad de editar un libro imaginado por mí de principio a fin y sin limitaciones presupuestarias excesivas. A finales del año anterior había propuesto a mi grupo de investigación realizar un amplio catálogo gráfico de la fiesta barroca en los territorios europeos y americanos de la Monarquía Hispánica. Estábamos trabajando en un primer volumen centrado en las manifestaciones artísticas del Reino de Valencia durante los siglos XVII y XVIII cuando el rector de nuestra universidad, Francisco Toledo, contactó conmigo para anunciarme que el Consejo Social quería editar un libro lujoso dentro de sus actividades habituales de mecenazgo. Eso sí: debía salir a la calle en pocos meses. Acepté el reto y junto con mis dos colegas Inmaculada Rodríguez Moya y Pablo González Tornel y la supervisión y asesoramiento de la editora de Publicacions de la Universitat Jaume I, Carme Pinyana, nos centramos durante esa primavera y verano en concluir el texto y recopilar con la máxima calidad gráfica todas las imágenes festivas del barroco valenciano de las que teníamos noticias. Nuestro conocimiento previo de la materia, la colaboración de la Universitat de València permitiendo que Pablo pudiera fotografiar sus riquísimos fondos antiguos y un trabajo en equipo generoso y profesional, nos permitió a los cuatro cumplir nuestro compromiso: ese otoño vio la luz La fiesta barroca. El reino de Valencia (1599-1802).
Aventura editorial trepidante
Felices del resultado obtenido, poco podíamos imaginar entonces que estábamos al principio de una aventura editorial ambiciosa y trepidante como pocas. Al año siguiente emprendimos la escritura y la recopilación de imágenes del segundo volumen, centrado en esta ocasión en la fiesta en Hispanoamérica. La generosa cofinanciación de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria hizo posible que viera la luz en 2012 con el título La fiesta barroca. Los virreinatos americanos (1560-1808). Y solo dos años después, en 2014, salió de la imprenta el tercero, La fiesta barroca. Los reinos de Nápoles y Sicilia (1535-1713). La obtención de sendos premios nacionales de edición de la UNE (2013 y 2015) para estos dos volúmenes nos convencieron de la oportunidad y calidad del proyecto.
Y desde entonces, y con una rigurosa periodicidad bianual, hemos ido publicando más volúmenes, incorporando al equipo investigador nuevos autores: en el año 2016 La fiesta barroca. La corte del Rey (1555-1808); en 2018 La fiesta barroca. Portugal hispánico y el imperio oceánico; en 2020 La fiesta renacentista. El imperio de Carlos V (1500-1558); y en 2022 La fiesta barroca. Los reinos de la Corona de Aragón. Actualmente trabajamos ya en la preparación de otros dos volúmenes centrados en la Corona de Castilla y en las ciudades de Flandes durante el gobierno hispánico. Y paralelamente el proyecto Triunfos Barrocos se ha visto reforzado por otras dos líneas editoriales publicadas asimismo con el sello de la UJI: una serie Minor, del que ya ha visto la luz el primer volumen, Un planeta engalanado. La fiesta en los reinos hispánicos (2019) y la colección QR, que edita en versión electrónica los volúmenes publicados en papel. En diez años miles de páginas y miles de imágenes festivas editadas con la máxima calidad formal han sido puestas a disposición de investigadores y amantes de la gran cultura barroca.
Un libro bello
Pero fue el primer volumen indudablemente el que estableció el modelo que definió toda la serie. La fiesta barroca. El reino de Valencia es un libro realmente bello, como el que había deseado escribir durante muchos años. La espectacular portada, de hermosa tipografía y estupendo diseño, la ocupa la imagen del catafalco que se levantó en 1665 en la catedral de Valencia con ocasión de las exequias de Felipe IV, una de las máquinas efímeras más interesantes del barroco valenciano, tanto por su configuración arquitectónica como por su programa iconográfico. Si abrimos el volumen, y tras más de cien páginas de rigurosa investigación histórica y estética, accedemos a un rico catálogo de varios cientos de estampas y dibujos de los siglos XVII y XVIII reproducidos en gran formato y excelente calidad que permiten visualizar la riqueza artística del festejo valenciano: carros triunfales, altares, arcos, escenografías, procesiones, luminarias, colosos, jeroglíficos, divisas, enigmas, laberintos, ceremonias, naumaquias y otros tipos de estructuras, poesías gráficas y espectáculos se suceden en orden cronológico permitiéndonos sumergirnos en una época, una sociedad, una ciudad y una cultura que emergen de las imágenes vivas y ricas. Y junto a estos testimonios gráficos del esplendor de la fiesta barroca se reproducen asimismo las portadas de los libros y manuscritos que cobijaron en sus páginas la mayoría de los grabados recopilados.
Esto es esencialmente La fiesta barroca. El reino de Valencia (Universitat Jaume I – Consell Social, 2010), así como también lo son los volúmenes de la serie Triunfos Barrocos que le han seguido: una puerta para acceder a un pasado urbano y artístico que por su propia esencia -decoraciones efímeras y celebraciones pasajeras- se había diluido entre el polvo de las bibliotecas y archivos históricos al permanecer tan solo en la memoria de las relaciones festivas editadas en aquel tiempo lejano. Eso sí: una puerta muy bella.
