El sangrante precio de publicar ciencia

03/10/2023Luis González MacDowell

Pagar por publicar es una de las grandes anomalías del mundo científico actual. Frente a este panorama, Luis González MacDowell, catedrático de Química Física, nos comparte datos y previsiones que nos ayudan a recapacitar sobre el paradójico sistema que habitamos.
El sangrante precio de publicar ciencia
Detalle fotográfico de un billete de cien dólares. El ojo atento de Benjamin Franklin.

Nuestra sociedad no se puede entender sin la enorme aportación de la ciencia al bienestar humano. Las investigaciones fundamentales sobre el electromagnetismo en el siglo XIX nos permitieron desarrollar la luz eléctrica y las telecomunicaciones. El descubrimiento de la mecánica cuántica a principios del siglo XX condujo al desarrollo del transistor, la electrónica y la química moderna. Los avances en biología y medicina nos permiten hoy en día superar los ochenta años de esperanza de vida, mientras que el descubrimiento de la doble hélice de ADN nos ha permitido curar enfermedades letales. La lista sería infinita, pero nada es gratis.

Los avances no son posibles sin una inversión importante en ciencia básica. En los países desarrollados, el coste de la investigación se sufraga principalmente con fondos públicos y supera con frecuencia el 2.5 % de su producto interior bruto, aunque apenas alcanza el 1.4% en España. Esta inversión, siendo indispensable, no es suficiente para garantizar el progreso científico. En efecto, si dejásemos la ciencia encerrada en los laboratorios, no sería posible la mejora social, hay que hacerla pública. Por eso, hay que añadir también el precio de publicar los trabajos científicos y, además, permitir su acceso a todos los sectores de la sociedad.

En países desarrollados, el coste de la investigación se sufraga principalmente con fondos públicos y supera con frecuencia el 2.5 % de su PIB, aunque apenas alcanza el 1.4 % en España

Desgraciadamente, los costes para acceder a la producción científica han ido aumentando paulatinamente, hasta convertirse en una barrera enorme para el acceso universal a la ciencia (Kember y Brand,The corporate capture of Open-Access Publishing).

Los grandes beneficiados son los grupos editoriales como Elsevier, Springer-Nature, Wiley o Taylor & Francis, que declaran ingresos superiores a los 15 000 millones de euros anuales, lo que sitúa a la industria editorial científica entre la industria audiovisual y la discográfica en volumen de facturación, pero con un margen de beneficio que ronda el 40 % (Brawens, Reike y Calisto-Briant Science for Sale? Why academic marketization is a problem).

El insólito modelo de difusión de los resultados de la ciencia

La causa es estructural y tiene su origen en el modelo. Para entenderlo, imaginemos que hacemos un pastel con unos amigos. Desarrollamos la receta; pagamos la harina, los huevos, el azúcar y el chocolate; mezclamos los ingredientes con nuestras propias manos y lo cocinamos en un horno de nuestra propiedad en nuestra cocina. Cuando está listo, viene un señor y, con la excusa de ponerle una guinda, se queda con la tarta y nos cobra a cada uno 10 euros la ración. ¡Parecería una tomadura de pelo! Pues esta es justamente la relación comercial que se ha institucionalizado entre la ciencia y la industria editorial.

La investigación se paga casi íntegramente con fondos públicos, pero después la industria editorial se cobra, a costa de esos mismos fondos, enormes sumas por editar el resultado de años de investigación científica y permitir su consulta en bibliotecas o plataformas digitales de pago.

La causa es estructural y tiene su origen en el modelo

Ante esta situación, a finales del siglo pasado la comunidad científica creó la primera gran plataforma de acceso público universal a la ciencia, el repositorio ArXiv, donde los autores, principalmente de las áreas de Física y Matemáticas, depositaban sus propios manuscritos en formato digital, saltándose así la barrera de la suscripción y dando genuino acceso abierto a la producción científica. A fecha de hoy, este repositorio es un éxito enorme y recibe alrededor de 180 000 artículos anuales, lo que se alcanza a gestionar mediante donaciones desinteresadas a un precio de apenas 14 $ por artículo.

Los acuerdos transformativos y su coste

Las grandes editoriales han reaccionado a esta iniciativa con astucia. En lugar de cobrar a las instituciones una tasa por la suscripción a las revistas científicas, han pasado a abanderar un falso movimiento de acceso abierto: las editoriales se comprometen a colgar en sus portales los artículos científicos y darles acceso libre, pero a cambio del pago de una cuantiosa “cuota por procesamiento de artículo”, lo que abre el acceso a la literatura científica a costa de limitar gravemente la participación de los propios científicos en su difusión (Asher et al., Transformative Agreements: Six myths, busted).

En la actualidad, la implantación piloto de esta idea se lleva a cabo mediante los llamados acuerdos transformativos, fomentados por la Unión Europea y suscritos por las universidades públicas con las editoriales Elsevier, Wiley, Springer-Nature y ACS. Sin embargo, el acuerdo suscrito en España supone un desembolso de 170 millones de euros en cuatro años, precio por el cual las editoriales acceden a publicar en acceso libre nada más que 50 000 artículos científicos. Esto significa que las universidades españolas pagan por dar acceso libre a sus publicaciones alrededor de 2 500 € por artículo, lo que contrasta notablemente con el coste de 14 $ por artículo en el repositorio abierto ArXiv.

¿A qué gasto nos aboca realmente consagrar un coste de 2 500 € por cada artículo publicado?

La investigación en España se realiza con enorme voluntarismo y una proverbial escasez de fondos públicos. Pero con la actual política institucional, los gastos de publicación podrían consumir enteros sus exiguos presupuestos

Por poner un ejemplo, una modesta tesis en el noveno puesto del premio extraordinario de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense, con dos artículos publicados en Science, sendos artículos en Nature Communications y Science Advances y otros seis en revistas especializadas del área, costaría alrededor 26 000 € en gastos de publicación. Es decir, el sueldo bruto de un contrato predoctoral durante año y medio. Esta cuenta se puede en verdad afinar, ya que el coste de publicar en las revistas más punteras del grupo Nature no está cubierto en el acuerdo y alcanza la friolera de 11 690 $ por artículo. Así que, hilando más fino, una tesis como la mencionada vendría a costar en gastos de publicación alrededor de 40 000 €.

Estos guarismos van inflándose a medida que aumentamos su ámbito de aplicación. Por ejemplo, en la Universidad Complutense de Madrid se publican alrededor de 11 800 artículos al año, que al precio del acuerdo piloto supondrían en total 30 millones de euros en gastos de publicación: alrededor de 20 veces más que el actual desembolso de su biblioteca, que se sitúa aproximadamente en 1,3 millones de euros por año.

350 millones de euros anuales le supondrían a España sus publicaciones

A nivel nacional estas cifras se disparan. Porque los científicos españoles publicamos en revistas indexadas alrededor de 136 000 artículos al año, que supondrían al precio de 2 500 euros por publicación un total de 350 millones de euros anuales.

Comparado con el gasto público en el Programa Nacional de Investigación Orientada y no Orientada, que ascendió a 452 millones de euros en 2021, vemos que la implantación global de los actuales acuerdos transformativos nos supone un gasto en publicaciones que se come al menos el 75 % del presupuesto de investigación pública en ciencia básica.

La investigación en España se realiza con enorme voluntarismo y una proverbial escasez de fondos públicos. Pero con la actual política institucional, los gastos de publicación podrían consumir enteros sus exiguos presupuestos.

En este momento, nuestros gestores están negociando con la industria editorial la renovación de los actuales acuerdos transformativos. Esperemos que esta vez con condiciones más ventajosas. Pero la verdadera pregunta que nos hacemos los científicos es por qué debemos detraer alrededor de 2 500 euros por artículo de los presupuestos públicos de investigación, para alcanzar el mismo acceso abierto que permiten conseguir los repositorios institucionales por apenas 15 euros.The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Luis González MacDowell

Luis González MacDowell

Catedrático de Química Física en la Universidad Complutense de Madrid.

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