En el año 2024 en la Editorial Universidad de Sevilla (EUS) hemos alcanzado una cifra récord de diez sellos de Calidad en Edición Académica que la UNE, la ANECA y la FECYT han otorgado a diez de nuestras colecciones, una de ellas en co-edición con Prensas de la Universidad de Zaragoza. Hablo de cifra récord porque, de acuerdo con el listado confeccionado por la UNE, somos la editorial universitaria española con mayor número de distintivos de este tipo, a los que se suman los cuatro sellos de Calidad en Edición Académica, no para colecciones, sino para monografías, que también obtuvimos en la convocatoria de 2023.
Cuando me pregunto –cuando me preguntan desde el área de Prensa de la UNE– qué significa para una editorial universitaria la obtención de tal número de sellos CEA/APQ, las dos primeras palabras que me vienen a la mente son satisfacción y responsabilidad.
Efectivamente, después de más de 8 años al frente de la EUS, primero como subdirectora y después como directora, puedo afirmar sin ambages que la mayor satisfacción que me ha procurado el desempeño de este cargo de gestión ha sido la de haber conseguido que una editorial pública andaluza haya logrado la máxima tasa de éxito en el reconocimiento del rigor y la transparencia con la que nuestra institución evalúa las propuestas de publicación que recibe. Se llaman sellos de calidad, pero, en realidad, lo que se tiene en cuenta a la hora de otorgarlos o denegarlos no es, necesariamente, la calidad de las publicaciones, sino el rigor y la transparencia de los procesos de evaluación y la capacidad de atracción de autores, informantes y reseñistas externos (además de un ítem, que siempre me ha disgustado y del que estoy convencida de que tendríamos que prescindir más pronto que tarde, que tiene que ver también con la capacidad de rechazar un número mínimo de manuscritos).
Directores de colección
En lo esencial, se trata, por un lado, de que cada colección cuente con un/a director/a de prestigio en el ámbito de conocimiento en el que esté centrada su política editorial, así como con un comité científico de renombre dentro de la disciplina, y de que disponga de unas instrucciones y directrices precisas sobre el proceso de solicitud, valoración y resolución de cualquier propuesta de publicación, y tenga instituidos procesos de evaluación anónima de la calidad de los manuscritos que descansen en especialistas externos a la propia institución editora. Por otro lado, es fundamental que la colección haya captado el interés de investigadores procedentes de otras universidades nacionales e internacionales, de forma que se pueda asegurar tanto la periodicidad de la producción (se debe publicar como mínimo un título al año) como la pluralidad de filiaciones de los autores.
Por lo general, cuando el/la director/a de una colección y los miembros de su comité científico forman parte de redes de investigación potentes, la captación de originales de calidad y de autores externos no suele ser un problema; de ahí la importancia de escoger bien a las personas que van a estar al frente de cada colección, y de ahí que gran parte del éxito de la EUS sea fruto de los desvelos de los directores y directoras de sus colecciones.
Financiación
Pero los directores de colección no lo son todo. El mantenimiento de la periodicidad es imposible si no se cuenta con una financiación suficiente y asegurada para el medio y largo plazo. Y esto requiere el compromiso de un equipo rectoral que, como el de la Universidad de Sevilla, haya apostado por su editorial. La ecuación es evidente: a mayor número de colecciones que mantener en vigor, mayor es el gasto que van a suponer la evaluación y la producción de los libros académicos que formen parte de esas colecciones y mayor será también el coste de concurrir a las convocatorias de sello CEA-APQ, ya que la realización de cualquier solicitud de evaluación conlleva unos determinados costes, no precisamente exiguos.
La satisfacción de haber contribuido a conseguir diez sellos CEA-APQ para la Editorial Universidad de Sevilla es, seguramente, una de las mayores satisfacciones que me ha deparado mi trayectoria universitaria. Y ello por un motivo muy simple: se trata de un logro que no es ni individual ni personal y cuya última beneficiaria voy a ser yo misma. Muy al contrario: estamos ante un logro colectivo destinado a un objetivo colectivo: la defensa de un sistema universitario público que reconoce la calidad de la investigación pública y de las editoriales científicas públicas, y que por fin está en condiciones de ofrecer al personal investigador, adscrito mayoritariamente al sector público, cauces de publicación científica que el propio sistema es capaz de valorar como excelentes, lo que hace, por fin, innecesaria la perversión de anteriores sistemas de evaluación en que se denostaba lo público y se daba alas al lucrativo negocio de determinados consorcios editoriales internacionales.
Responsabilidad institucional
Más allá de la satisfacción, la segunda palabra que me viene a la mente cuando me preguntan qué ha significado para nosotros liderar el ránking de sellos CEA-APQ de editoriales universitarias es responsabilidad: la responsabilidad de vertebrar los mecanismos que hagan viable el mantenimiento de esos sellos en los años venideros, de dejar engrasada la maquinaria para que funcione esté quien esté al frente de la dirección de la EUS; la responsabilidad de asesorar a cualquier compañero de la UNE que lo necesite en sus propios procesos de solicitud; la responsabilidad de seguir trabajando por el reconocimiento de la calidad de la publicación científica universitaria.
Si la Editorial Universidad de Sevilla puede presumir, a día de hoy, de contar con diez sellos de Calidad en Edición Académica es porque las personas que han estado al frente de la dirección de la UNE en los últimos años se han dejado la piel en la dura batalla de la reivindicación del libro como instrumento de comunicación científica. Por eso no puedo ocultar que por encima de la satisfacción que me producen “nuestros” diez sellos de calidad está, sin ninguna duda, la que, como miembro de la UNE, me producen las 68 colecciones con sello CEA-APQ que nuestra asociación ha sido capaz de poner a disposición de los investigadores, de cualquier parte del mundo, que, pese a correr malos tiempos para la lectura detenida, reflexiva y en profundidad, incurren en la osadía de decidir comunicar los resultados de sus estudios en forma de libro.