Para introducirnos en la narración de la génesis y materialización de un libro, que además es esencialmente un libro de historia, nos parecen especialmente atinadas y hermosas las palabras de Emilio Lledó: “Un libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana han vencido esa condición efímera, fluyente, que lleva la experiencia del vivir hacia la nada del olvido”. Y para completar y redondear esa reflexión, en nuestro caso ya desde una perspectiva más académica y teórica, acudimos al brillante enunciado planteado por Karl Ritter, y magistralmente plasmado en el libro homónimo de Karl Schoegel, que señalaba que “en el espacio leemos el tiempo”. Argumentos y sentimientos que en gran medida son los que nos han guiado a trabajar durante años en un proyecto colectivo como Sevilla. Historia de su forma urbana.
Un libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana han vencido esa condición efímera, fluyente, que lleva la experiencia del vivir hacia la nada del olvido.
Pero tal aventura no hubiera sido posible sin la constatación del avance sustancial producido en el conocimiento sobre la historia de Sevilla en lo que se refiere a su forma urbana, es decir, a su dimensión como urbs. Un corpus de conocimiento que es producto de la labor de multitud de investigadores y estudiosos de diferentes campos, los cuales, desde sus respectivas visiones disciplinares, han ido aportando bases de información empírica e interpretaciones de procesos que permiten disponer ya de elementos suficientes para ir componiendo historias integrales, temporal y espacialmente, de la forma urbana de la ciudad. Esta ha pretendido ser una de ellas.
Un trabajo interdisciplinar
Como se ha dicho, el libro es un producto colectivo en el que participamos un grupo interdisciplinar de once autores (geógrafos, historiadores, arqueólogos, ecólogos), la mayoría investigadores universitarios pero también del ámbito profesional, que reunidos en un principio por el interés científico del conocimiento de la ciudad, queríamos compartir entre nosotros de manera informal tales conocimientos, para, a partir de ahí, intentar componer una de esas posibles historias de su forma urbana. La maduración y materialización del proyecto fue larga y laboriosa y se prolongó durante una década, primeramente de una forma pausada, intermitente y relativamente cerrada y, con posterioridad, cuando el proyecto alcanzó madurez y contó con apoyos institucionales como los del Ayuntamiento de Sevilla, la Fundación Cajasol o la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, de una forma más intensa, reglada y sumando la colaboración de profesionales de la producción cartográfica, la fotografía, la edición o la búsqueda documental. Como suele suceder en este tipo de proyectos, y más aún con la aparición de la pandemia, no pudo sino culminarse de una manera febril y algo apresurada.
A la hora de definir el modelo de libro que se quería elaborar, teníamos como referencia de partida algunas obras en las que se había abordado con anterioridad esta temática de la historia de la forma urbana, pero bajo el formato de atlas. En concreto, el Atlas de las ciudades europeas, editado por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y la editorial Salvat, en el que se incluía a Sevilla entre otras capitales de la Península Ibérica, o en el tomo urbano (IV) del Atlas de Andalucía de la Consejería de Obras Públicas, en el que trabajamos cuatro de los autores de este libro y que recibió el Primer Premio del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes a “Los Libros Mejor Editados, 2001” en la modalidad de Obras Generales y de Divulgación. Pero, lógicamente, los objetivos y contenidos de la obra requerían un formato que, recogiendo algunos de los recursos editoriales de un atlas, permitiera abordar contenidos textuales y gráficos de mucho mayor desarrollo. En ese sentido se ha contado con dos referencias que han servido como guías tanto de orientación temática como de producto editorial. De un lado, el trabajo ya clásico de A. E. J. Morris, Historia de la forma urbana, editado en España por Gustavo Gili, de carácter más académico, que sirve como referencia de encuadre por su aproximación holística, su tono divulgativo y el papel otorgado a la expresión gráfica y los comentarios que le acompañan. Del otro, el libro de Fred Feddes, A millenium of Amsterdam. Spatial History of a Marvellous City. De él se han tomado varios recursos a la hora de configurar esta edición, pero sobre todo la inspiración para hacer un libro original y a la vez riguroso y comprometido sobre la ciudad.
Un libro para el ciudadano y para el visitante
A la hora de enfocar el sentido y el alcance concreto de la obra se tomó la decisión de elaborar un producto que pudiera ser de interés para un amplio espectro del público, no solo para el estudioso en la materia, sino sobre todo para el ciudadano que quiere conocer la historia del lugar donde reside o para el visitante que, al igual que cuando recorremos otras ciudades que admiramos, busca encontrar algunas claves para entenderla. Ello implicaba que era fundamental, sin perder el rigor académico, adoptar un lenguaje y una presentación que facilitaran el acceso a ese público amplio, haciendo, por ejemplo, un uso limitado de la jerga disciplinar, soslayando citas y referencias y, ante todo, apoyándose en un amplio y diverso corpus gráfico que allanara el tránsito del lector por la obra a la vez que ilustrara, de manera directa y visual, los contenidos planteados. Por esa razón, fue en el contenido gráfico donde se llevó a cabo un mayor esfuerzo de recopilación, selección y producción de un gran volumen de material, integrado por fotografías históricas y actuales, grabados, mapas y planos, junto con algunos esquemas interpretativos, de gran expresividad y contenido didáctico, realizados para esta edición.
Por último, con el objetivo de facilitar la “lectura” e inteligibilidad de la forma urbana de la ciudad, el libro se estructura mediante una secuencia temporal convencional, con una breve introducción al lugar donde se asienta la urbe y seis grandes bloques históricos marcados por procesos e hitos decisivos que permiten mostrar la diversidad de elementos y formas que han ido constituyendo la matriz urbano-territorial de la ciudad. Cada uno de los bloques tiene una entrada similar, con una sucinta cronología sintética de los principales acontecimientos y datos que caracterizan al periodo en cuestión, junto a un mapa de referencia de la extensión de la mancha urbana en esa fase. A partir de ese marco uniforme, cada bloque se despliega de forma diversa, atendiendo a lo que cada uno de ellos demanda, pero siempre desde la perspectiva y la orientación que los respectivos autores les han conferido. Algunos bloques se abordan en un solo capítulo, mientras otros aglutinan varios, incluyendo cada uno epígrafes, apartados, ilustraciones de diferentes tipos y sus comentarios conexos, etc., que se desarrollan siguiendo el hilo que marca el texto principal.
En definitiva, como se señalaba al principio, un ejercicio de intentar combatir el olvido a través de la lectura atenta de la evolución de la forma urbana de la ciudad de Sevilla.
El libro Sevilla. Historia de su forma urbana ganó el premio a mejor monografía en Ciencias, Ingeniería y Arquitectura en los XXV Premios Nacionales de Edición Universitaria por tratarse de un exhaustivo análisis gráfico del urbanismo sevillano en los dos últimos milenios.